El Ideario Politico y Social de James Fenimore Cooper [The Political and Social Views of James Fenimore Cooper]

Urbano Viñuela Angulo (Universidad de Oviedo, Spain)

Placed online at the request of the family of the late Prof. Dr. Viñuela Angulo.

Summary of the Round Table on J. F. Cooper chaired by Dr. Viñuela, at the 5ᵗʰ Annual Conference of the Spanish Association of Anglo-American Studies (AEDEAN), Oviedo, 1982.

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La extensa obra de James Fenimore Cooper refleja una doble vertiente sumamente enriquecedora para la naciente cultura norteamericana y para su ulterior desarrollo. En primer lugar marca un hito en el comienzo de la literatura norteamericana, lo que le convierte en pionero de la misma en muchos aspectos; en segundo término es un compendio y una exposición detallada y minuciosa del conjunto de las ideas políticas y sociales defendidas por él. En este último aspecto, Cooper transcendió los límites impuestos por su actividad literaria para llevar a la práctica sus principios y sus ideas, hecho que queda claramente reflejado en sus actividades en Europa, en sus frecuentes polémicas y juicios con la prensa nacional y en su actitud frente a la denominada guerra del “anti rent”.

La variedad de las circunstancias históricas que concurren en su época y la riqueza de su ideario hacen difícil en muchas ocasiones una apreciación adecuada y fidedigna del tipo de organización política y social defendida y deseada por Cooper, lo cual ha llevado a algunos de sus críticos a considerarle como incoherente e incluso contradictorio. Sin embargo, una lectura atenta de todas sus obras y de sus cartas muestra la invariabilidad de sus ideas y la consistencia de las mismas, hecho que contrasta constantemente con el proceso de cambio trepidante por el que atraviesa la sociedad norteamericana y al que Cooper se opone en múltiples ocasiones.

Con el fin de esclarecer y matizar continuamente su visión de la sociedad norteamericana, Cooper contrapone de una forma casi ininterrumpida un numeroso grupo de personajes principales que se encuadran dentro de dos categorías opuestas: el gentleman y el demagogo. El gentleman posee unas características y unas cualidades propias que le diferencian de los demás grupos o clases sociales y que al mismo tiempo delimitan sus funciones dentro de la comunidad a la que pertenece; de entre todas ellas destaca su liberalidad, que le otorga una gran amplitud de miras y unos conocimientos y, al mismo tiempo, le permite superar los prejuicios que dominan a gran parte de sus compatriotas. El objetivo principal de todo gentleman es la búsqueda y divulgación de la verdad, que se manifiesta al poner en práctica su triple función en la sociedad. En primer lugar debe ser un líder no tanto en el orden político como en el social y cultural, marcando para ello las pautas centrales que han de regir la conducta del resto de la comunidad; asimismo, ha de actuar como un guardián de los logros obtenidos por el conjunto de la sociedad y, finalmente, debe actuar como moderador ante el continuo proceso de cambio que afecta a la nación norteamericana con el fin primordial de que este potencial de riqueza no se convierta en destrucción y caos. En este sentido, Cooper considera que la defensa de la propiedad, el respeto al ordenamiento jurídico establecido y las normas religioso morales son los tres grandes pilares sobre los que descansa la idiosincrasia y las pautas de conducta del gentleman.

Por otro lado, el demagogo, tanto por sus características como por sus funciones, es la figura diametralmente opuesta al gentleman. Cooper no nos ofrece una definición definitiva del demagogo, al contrario de lo que hace con el gentleman, sino que prefiere hacer una descripción de sus características principales que posibiliten su identificación. Si en el caso del gentleman destacábamos su liberalidad, el demagogo se distingue por su egoísmo, dado que el origen y el fin de sus esfuerzos es siempre su propia persona. El demagogo es un ser polivalente, sin ninguna medida de la proporción, sin reglas ni normas de ninguna clase, excepto aquellas que pueden contribuir a conseguir sus fines. Las bases de la acción del demagogo son el caos político y social, la especulación económica como fin y la manipulación de la opinión pública mediante el control de la prensa.

Finalmente, el hecho de que el ideario de Cooper destaque por su consistencia, no implica que su visión de la sociedad norteamericana sea estática e inamovible, sino que, antes al contrario, es plenamente dinAacute;mica; Cooper considera que la democracia como sistema de gobierno es preferible a otras no tanto por su perfección corno por su perfectibilidad. Uno de los muchos hechos que confirman esta fe en la democracia que él proclama reside en su defensa del presidente Andrew Jackson, considerado por muchos miembros de la clase dirigente como dictador y amenaza para el sistema democrático; al mismo tiempo, Cooper critica el espíritu de la democracia jacksoniana, cuyo principal símbolo es el “Self made man”, representación última del demagogo.